Veneno que recorre mis venas mientras mi cabeza solo piensa en ti, pérfidos momentos que juntos compartimos.
Que nunca dí batalla por perdida en tanto me quedó aliento.
Como letras grabadas en la piedra, que duraran hasta que no exista la piedra.
Y solo ofrezco lo que soy.
Un pobre diablo con la suerte esquiva, a quien las cartas se le escapan de las manos. Picas atravesando corazones y diamantes rallando la suerte del trébol.
Pero no hay adversidad que tumbe mi determinación ni contratiempo que doblegue mi voluntad.
Y no me importa que sea difícil mientras sea contigo.