Tras muchas horas de ausencia, vuelvo a mi morada habitual. Tras mucho trabajo, no siempre bien recibido, por fin puedo volver a mi ansiada y odiada rutina. Muchos recuerdos de horas felices han pasado por mi mente estos días, volver a ver, tocar y oler juguetes y libros que hacía mucho que tenia olvidados. Y después volver a relegarlos a un rincón del olvido hasta quien sabe cuando.
En fin que la melancolía se apodera de mi estos días. Aun más intensamente que de costumbre y con recuerdos más viejos pero no por ello menos felices.
miércoles, 8 de octubre de 2008
lunes, 6 de octubre de 2008
Sin nada que decir...
...demásiadas ideas pasan por mi mente, como para concentrarme en alguna de ellas, no puedo pensar en nada y no por falta de ideas, tengo de sobra (Si alguien quiere, se las regalo) y no sé qué hacer.
No consigo aferrarme a nada, siento la vida como las ideas, una nebulosa de cosas, que por un brillante momento iluminan tu camino pero al instante siguiente te deja a oscuras. Siento que las cosas que más quiero se diluyen entre mis manos. No puedo retener nada, más que por un breve instante, ya sea una noche o un año, todo es pasajero. Y no me acostumbro a esta vida, desde que se derrumbo mi mundo de cristal ya ha pasado tiempo y debería estar acostumbrado, pero cada segundo menos de este camino, me parece demásiado rápido o demásiado lento. Digo cosas que no quiero y quiero cosas que no digo.
Y tan solo me queda avanzar, siempre hacia adelante, guiado por el corazón, mientras voy venciendo uno a uno a los diablos y monstruos de mi vida, siempre con la espada desenvainada, siempre como un lobo solitario, siempre en guardia sin un hogar detrás, mi única vía de salida esta hacia adelante.
Y si caigo en el camino, caeré luchando.
No consigo aferrarme a nada, siento la vida como las ideas, una nebulosa de cosas, que por un brillante momento iluminan tu camino pero al instante siguiente te deja a oscuras. Siento que las cosas que más quiero se diluyen entre mis manos. No puedo retener nada, más que por un breve instante, ya sea una noche o un año, todo es pasajero. Y no me acostumbro a esta vida, desde que se derrumbo mi mundo de cristal ya ha pasado tiempo y debería estar acostumbrado, pero cada segundo menos de este camino, me parece demásiado rápido o demásiado lento. Digo cosas que no quiero y quiero cosas que no digo.
Y tan solo me queda avanzar, siempre hacia adelante, guiado por el corazón, mientras voy venciendo uno a uno a los diablos y monstruos de mi vida, siempre con la espada desenvainada, siempre como un lobo solitario, siempre en guardia sin un hogar detrás, mi única vía de salida esta hacia adelante.
Y si caigo en el camino, caeré luchando.
viernes, 3 de octubre de 2008
Comos y Porques
Como el sol que ilumina cada día,
como el guerrero que nunca da una batalla por perdida,
como el alegre arcoíris que te distrae de la tormenta,
como el canto de un pájaro que pone la música de tu día,
como el canto de sirenas que te atrapa en su melodía,
como el perfume de una flor que te recuerda tiempos mejores.
Porque tu sonrisa sea el sol que me ilumine cada mañana,
porque no descansare hasta haber ganado cada batalla de esta guerra,
porque tus ojos son capaces de hacerme olvidar mis tristezas,
porque tu voz es lo primero y lo último que quiero escuchar cada día,
porque el olor de tu piel es el único perfume que quiero llevar pegado a la mía.
como el guerrero que nunca da una batalla por perdida,
como el alegre arcoíris que te distrae de la tormenta,
como el canto de un pájaro que pone la música de tu día,
como el canto de sirenas que te atrapa en su melodía,
como el perfume de una flor que te recuerda tiempos mejores.
Porque tu sonrisa sea el sol que me ilumine cada mañana,
porque no descansare hasta haber ganado cada batalla de esta guerra,
porque tus ojos son capaces de hacerme olvidar mis tristezas,
porque tu voz es lo primero y lo último que quiero escuchar cada día,
porque el olor de tu piel es el único perfume que quiero llevar pegado a la mía.
jueves, 2 de octubre de 2008
Alborada
Quizás tal vez logre alguien comprender la razón que hay detrás de cada palabra, nada se deja al azar, ni se escribe por escribir. Cada espacio, punto y letra, sangran de mis dedos, cada una con su significado, puede que oculto puede que no, pero nada se queda sin él.
Este humilde "escritor" no tiene solo una musa que le ilumine. Me hablan sin cesar, me cuentan todo aquello que pasó, y lo que echo de menos, me hablan de muy adentro, sienten como yo lo siento. Y me recuerdan quien soy, solo un soñador, el bufón de todas sus sonrisas, el morador de su vida, que por su compañía mi alma es lo que doy.
Rompí todas las barreras que atenazan las palabras en los dedos. Mi alma se quemo con el frio fuego de las palabras nunca escritas, venció el valiente miedo de las frases nunca pronunciadas, acompaño el abandono acompañado de las hojas en blanco. Y como el furioso rio que recupera su cauce natural, las palabras se fueron a estrellar contra lo que hubiera entre mis manos, mi ajada libreta o cualquier teclado desgraciado. Mis sentimientos, miedos y emociones reflejados en cada palabra. Todavía mantengo mis primeros escritos y todos mis teclados, pacientes mudos de mi vida, que me conocen mejor que mucha gente, a los que quizás les conozco mejor que ellos a sí mismos.
Este humilde "escritor" no tiene solo una musa que le ilumine. Me hablan sin cesar, me cuentan todo aquello que pasó, y lo que echo de menos, me hablan de muy adentro, sienten como yo lo siento. Y me recuerdan quien soy, solo un soñador, el bufón de todas sus sonrisas, el morador de su vida, que por su compañía mi alma es lo que doy.
Rompí todas las barreras que atenazan las palabras en los dedos. Mi alma se quemo con el frio fuego de las palabras nunca escritas, venció el valiente miedo de las frases nunca pronunciadas, acompaño el abandono acompañado de las hojas en blanco. Y como el furioso rio que recupera su cauce natural, las palabras se fueron a estrellar contra lo que hubiera entre mis manos, mi ajada libreta o cualquier teclado desgraciado. Mis sentimientos, miedos y emociones reflejados en cada palabra. Todavía mantengo mis primeros escritos y todos mis teclados, pacientes mudos de mi vida, que me conocen mejor que mucha gente, a los que quizás les conozco mejor que ellos a sí mismos.
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