martes, 23 de septiembre de 2008

Un lunes cualquiera

Nadie se acuerda de mi, ni del tiempo en el que fuimos felices, ni de la resaca que deja la saliva de las mentiras que siempre me dices. Nadie se acuerda de sus pecados, ni de los momentos tristes.

Tus miradas me atraviesan como si fuera de cristal, me paralizan y no me atrevo ni a pensar, tus labios son mi único botín deseado del asalto a tu piel. El infierno y el cielo no distan tan lejos como lo estan tu boca y la mia, son como los extremos que al final se tocan. Y no me importaria sufrir la ira de cualquier dios, con tal de pelear en cualquier cama, como campo de batalla.

Uno contra uno, cuerpo a cuerpo. Olvidemos armas y armaduras, olvidemos esquivar y protegernos, besos y caricias seran las armas. Las mas letales y mortiferas, para convertirse en el elixir que cure toda herida invisible. Y dejemos que la magia de Morfeo nos atrape, para escaparnos y volver a la batalla. Y Cronos sera nuestro juez, robandole cada seguno juntos.

Y al final llegara, el erial de la soledad de tu ausencia, el calor del cuerpo ausente en mi triste cama. No quiero que me me entierren con honores, quiero morir bañado lentamente por tus besos. Enfermo y sin posible medicina que cure mis deseos. Como explicar que no se respirar si no es contigo, que me suena fatal eso de "amigo".

Nadie se acuerda de los teloneros...

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